Peleas de gallos en Hidalgo ya son patrimonio cultural

Con el voto en contra de diputada María Luisa Pérez Perusquía y las abstenciones de Julio Valera Piedras, Mayka Ortega Eguiluz, el Congreso aprobó por mayoría de votos a las peleas de gallos en Hidalgo como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado con la justificación de que “los gallos de combate luchan entre sí por voluntad propia y no hay manera de hacer luchar a un gallo que no lo desea”.

El pasado 30 de junio fue aprobada la declaratoria bajo el argumento de que las aves de combate han adquirido popularidad singular a lo largo de la historia cultural de México y con una tradición de más de cinco mil años.

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En este primer momento, se contó con la aprobación de 20 diputados, además de cuatro legisladores que votaron en contra y una abstención.

Historia del decreto que transformó las peleas de gallos en Hidalgo como patrimonio cultural

El pasado 22 de julio, el gobernador Omar Fayad Meneses ingresó el oficio GEH/045/2021 devolviendo el decreto por el que se da la declaratoria refiriendo que es el único está facultado para poder hacer la declaratoria de Patrimonio Cultural en base a las necesidades de cultura.

En una segunda observación expone que rechaza la declaratoria basado en un resolutivo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación referente a un caso similar en el estado de Veracruz.
Argumentos para aprobarla después del veto.

Pese estos argumentos, la propuesta emitida en esta ocasión se justificó refiriendo que “si las cuestiones relativas al patrimonio cultural tangible e intangible del Estado, fueran exclusivas del Poder Ejecutivo, no tendría razón de ser la existencia de la Comisión de Cultura, por lo tanto, el Congreso está legalmente facultado para intervenir en cuestiones culturales a través de la emisión de Leyes y Decretos”.

En respuesta a la segunda observación, la legislatura expuso que la sentencia de la Suprema Corte donde se considera a esta practica como maltrato animal, no es una jurisprudencia.

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Además, tomaron en consideración un estudio que clasifica a los gallos de combate como una subespecie gallinácea única dentro del reino animal, que no solo por su proximidad evolutiva a los reptiles, su propia fisiología los hace ser únicos y especiales, dotándolos de armas propias para prevalecer en la naturaleza y hacer prevalecer su naturaleza individual.

En su justificación declaran que el comportamiento y la agresividad del gallo tienen origen genético y exponen que expresiones como “dolor humano”, “seres sintientes”, “sistema nervioso” y demás, son insuficientes para demostrar que el gallo sufre en la riña, puesto que le confiere características humanas a tal sufrimiento, más aún que está demostrado que el umbral de dolor del gallo de combate es mucho mayor al del ser humano.

“Los gallos de combate luchan entre sí por voluntad propia; no hay manera de hacer luchar a un gallo que no lo desea; esto último puede ser fácilmente comprobado mediante el enfrentamiento de aves que no tienen como propósito el combate, pues en un 95 por ciento terminarán huyendo o negándose a combatir entre ellas, por no tolerar el dolor” refiere el texto para justificar el segundo intento de la declaratoria.

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