CARLOS FUENTES, abogacía y política

Desde lo Regional

Una lucha donde no hay lealtad que valga:

por conseguir el poder, el padre es capaz de

traicionar al hijo, la esposa al cónyuge,

el secretario de estado al primer mandatario.

Carlos Fuentes. La Silla del Águila

Carlos Fuentes murió el 15 de mayo de 2012. Ayer se cumplió la primera década de su desaparición física.  Si no jurista ni político a la manera convencional, si lo fue en su intelecto y en su obra. Muchas líneas en sus novelas, ensayos y  conferencias traslucen su formación jurídica. Para mi gusto,  La Silla del Águila es ejemplo de ambas visiones en este mexicano universal. 

Mundialmente conocido y laureado por su obra literaria y ensayística, Carlos Fuentes tiene en su biografía un tramo menos explorado: su formación inconclusa como abogado en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En el homenaje de la Academia Mexicana de la Lengua por el aniversario luctuoso de quien fuera  su académico honorario, el académico Fernando Serrano Migallón reseñó la presencia de Fuentes en las aulas donde se enseña y aprende el derecho, precisamente durante la emblemática etapa de la Generación Medio Siglo donde Fuentes empezó a  destacar apenas ingresar a la vida universitaria.

Recordó el también ex director de la Facultad de Derecho cómo Fuentes “realizó toda la carrera de licenciado en derecho con magníficas calificaciones, cumplió con todo el programa de estudios, pero al llegar el momento de recibirse no se recibió. Aquí hay una incógnita de por qué estudió derecho. Quizá hubo una presión familiar, quizá los padres pensaban o creían que era obligado estudiar derecho si iba a seguir, como era una saga familiar, una carrera diplomática, pero el hecho es que ingresó, hizo bien la carrera y a pesar de las presiones familiares y  sobre todo del maestro Pedroso (Manuel Martínez del Pedroso) que lo presionó permanentemente para que hiciera la tesis profesional y se recibiera, él  no quiso y siempre dijo que no se sentía abogado, que no se iba a sentir abogado, que era una disciplina que le había encantado, que estaba convencido que el derecho entre todas las ciencias sociales era la que tenía una concepción más clara del funcionamiento de la sociedad pero que él  no se sentía abogado y no quería tener un documento que lo único que le daba era un papel.”

En el homenaje de la AML, su director Gonzalo Celorio: refirió que  “A partir de Fuentes la búsqueda de la identidad nacional ha logrado su objetivo. Tenemos una identidad porque podemos atravesar muchas fronteras sin necesidad de  un pasaporte identitario por que finalmente esta identidad encontrada por Fuentes en su gran obra novelística es una identidad de cara a la universalidad.

Fuentes no es nada más un escritor importante para la literatura, tiene obras con las cuales la literatura se quedará permanentemente, formarán  parte del canon literario, la literatura con mayúscula, pero  no solo eso: Fuentes es también un escritor importante para la historia de la literatura mexicana, y de la literatura de nuestra lengua.”

Desde su aparición en 2003 incluí en mi programa de Derecho Constitucional la lectura de La Silla del Águila, novela en la que Carlos Fuentes nos  adelantó una década el tiempo mexicano desde la situación del presidencialismo con elementos como la relación con los Estados Unidos de Ámerica y la sucesión presidencial. Transcurridos casi diez años, cuando temas como Vicepresidencia y Segunda vuelta aparecen en la discusión electoral, Fuentes confirma su conocimiento del país. Lo vuelvo a sugerir para los interesados en la política y el derecho, especialmente a quien camine por los nuevos senderos del constitucional. 

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